Y así, con su lúgubre cortejo de figuras grotescas, pero a la vez irresistiblemente seductoras, las palabras y relatos de ayer llegan a nosotros e imponen en nuestra conciencia la tiranía, la deliciosa tiranía de sus nuevos significados y argumentos. Y eso sin contar los gestos que usamos al hablar, la dimensión teatral de las palabras, y que a veces son más persuasivos que ellas mismas, y las sobreviven en la memoria, de modo que a menudo no sabemos con seguridad si estamos recordando las frases o más bien su puesta en escena, el repertorio de ademanes que las acompañaban, las sonrisas, las miradas, las manos, los hombros, las pausas, el secreto parloteo del silencio y del cuerpo."
Me gusta como Luis Landero lo dice. Casi del mismo modo traigo estas imágenes desde "allá" hacia "acá", con esas comillas que todo lo disculpan.
Allí también está la emoción; en la búsqueda, en la etapa fotográfica, en el contacto con la memoria de los pasos y en el clic ...